Las hojas amontonadas junto a la banqueta siguen ahí, arriscadas y pegadas al pavimento por la sangre seca de la mujer que murió de un balazo en la cabeza hace siete días mientras regresaba a su casa de la mano de su hijo. La otra mancha de sangre, la que quedó más a la calle, la que se veía claramente desde mi balcón, la que marcaba el lugar donde cayó, esa ya no está, al menos ya no es roja, en su lugar queda otra marca más grande echa con cal por alguien que quiso limpiar y no pudo pero se conformó pintando lo rojo de blanco.
Lo que me preocupa son las hojas y que nadie se de cuenta que es sangre lo que las detiene, pasa agua por encima de ellas y siguen ahí, hace viento y ni una se levanta, todos hacen como si no supieran la razón de que ese montón de hojas antes amarillas ahora marrón continúen ahí, como esperando algo, esperando la justicia quizá.
Me cuesta creer hasta en el fin del mundo cuando un ex esposo manda matar a su ex mujer de un balazo en la cabeza, la razón, dicen, una demanda por deber la pensión alimenticia, si yo fuera dios ni si quiera me molestaría en acabar con este podrido lugar, somos más aterradores que los mismos jinetes del apocalipsis o que las bestias que marcan la frente de los pecadores.
Cuando escogí el cuarto del balcón pensé que quizá me serviría haberme aprendido de memoria “Romeo, Romero, porqué os llamais Romeo, renuncia de tu padre y de tu nombre y yo me dejaré de ser por Capuleto” lo cierto es que los únicos que han llegado a mi balcón son los juglares del “metro” encargados de traer las malas nuevas a las colonias de Guadalajara, los muy hijos de puta duraron dos días taladrándome la cabeza con una tonadita que rezaba “asesinan a maestra de una balazo en la cabeza aquí en la colonia, iba con su hijo, dicen que es un crimen pasional, todos los detalles aquí, vea la foto”.
A penas pasó una semana y la gente ya no habla del asesinato de la vecina, si lo hacen, lo cuentan ya como leyenda “dicen que le dijo a su hijo después de recibir una llamada al celular `pase lo que pase, no olvides que te amo´ sabía que venían por ella” de pronto los detalles del evento se esfuman y los comentarios se reducen a “pobre niño”.
