Quién sabe hasta donde vaya a parar este blues, el whisky no se ha terminado y mis errores van tan líquidos que comienzo a confundirlos con la gloria. “Bless mistakes, bless them all”, quién sabe hasta donde vaya parar este deseo incontrolable de saltar de la cama al precipicio y caer convertido en piedra.
Es que uno a veces se cansa de caminar sobre las aguas y multiplicar el pan, a veces uno no entiende hasta qué punto hay que dejar de luchar con alfabetos incendiados y seguir sin darnos cuenta que todo es ceniza que mancha los zapatos.
Agarra mis ojos que aún son brasas, guárdalos en tu puño hasta que dejen cicatriz, que el calor no te espante y que la esperanza de un error inocente cruja en tu mano para poder, finalmente, hundirte en el mar.