No me molesta, aunque me lo repita en voz callada mil veces para hacerme creer que sí. La realidad es que siempre quise que el tercio de mis sueños tuviera dueño. Lo que sí me repetiré tres mil veces si es necesario es que aquella noche yo no tenía el vestido más horrible de todo el tendido ¿o sí?.
Escucha el tercio de los sueños para que brindes por lo que tengas qué brindar
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